El pararrayos

El pararrayos

Hace poco una amiga me preguntó si yo tenía enemigos. Realmente creo que cuando uno trabaja y tiene cierto éxito, el solo hecho de existir, es crear enemigos por envidias y similares, por esas personas que dan lata y que se dan cuenta que para uno no existen, porque son parte de otra película. Pero independientemente de eso, las amistades y enemigos dependen de cierta afinidad.

Yo trato de que el equilibrio prevalezca, no invoco una venganza. Y como dijera Sansón, bendigo la mano que me golpea, porque es tuya señor. La mano de un «buscador de la verdad», no se levanta en defensa propia.. aunque a veces, en ocasiones de vida o muerte, se realiza el cambio a El licántropo, pero no depende de uno.

Ser Nagual es estar en el lugar en que se necesita, es estar en un punto determinado. Ser un Nagual no es solo ser un punto de referencia, no es sentarse a ver la película, es hacer que las cosas pasen. Para decirlo en otro modo, ser un Nagual es proteger y nutrir, y en algunos casos ser un vengador, pero nunca propio, sino ajeno, siempre que se es llamado, y no elegido.

Por otra parte, cuando existen personas que tienen cierta «carga eléctrica», vibra o longitud de onda, aparecen gentes que quieren aprovecharse de eso, Es obvio que alguien debe poner ese freno.

Pero ser Nagual es también ser un factor de equilibrio; por el simple hecho de existir, un Nagual atrae sobre el las tormentas.. es aquel al que desprecian en tiempos de Sol, y buscan en las tormentas.

Algunas veces se piensa en el Nagual mas en el aspecto agresivo, pero no solo es un justiciero; ser un Nagual es ser un escudo, un lugar a donde llegar, es… no solo ser la espada para castigar a los culpables, sino el escudo para proteger a los inocentes.

Por eso y por cosas complicadas pero obvias, la «carga eléctrica» de un Nagual verdadero lo vuelve un pararrayos, es decir algo aparentemente inútil hasta que es necesario absorber los rayos para que no lleguen a otros, y los destruyan. Es oponerse a las fuerzas de la naturaleza a través de los actos de un hombre; porque si una persona cree en la justicia, acaba llamando a aquellos que no creen en ella ( y es cuando resurge la batalla por la vida ). Dicho de otro modo, hay gentes que se rinden y gentes que no; si veo un asalto lo evito, porque el que asalta es un enemigo; si alguien roba es un enemigo; pero perdonando la expresión… el simple hecho de que existan ciertas gentes es una mentada de madre para muchos.

Es por eso que el rayo siempre cae dos veces en el mismo lugar.

Al hacer pacto con la Ley, yo elegí ser el pararrayos.


Alfonso Orozco – Mayo 1999