La importancia de las personas

La importancia de las personas

El día de ayer fui a desayunar unos churros rellenos a Coyoacán. Esa zona es algo especial, hay un mundo de gente, pero la gente que hay es extraña. Hay Hare Krishnas brinque y brinque, personas perforadas, gentes que leen las cartas por dinero, y de todo hay. Mientras estaba esperando mi segunda orden de churros, vi pasar a una amiga a la que no veía en años, pasó con otra amiga suya, y mientras tomábamos otro café, me di cuenta que ciertas personas son demasiado inocentes para su propio bien. La plática derivó hacia la iglesia católica y la pérdida de valores de la sociedad moderna. Realmente me pareció muy curioso que surgiera el tema en ese lugar, pero recordé una plática con Doña Geno y el Nagual Andrés de hace unos diez años, que hablaba sobre eso. Trataré de reconstruir la plática lo mejor que recuerdo. Como siempre, cualquier error es mío y no de ellos. Lo dicho por el Nagual Andrés está En Color azul, lo dicho por Geno en Rojo, y lo mío en Negro.

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Yo- Algo que nunca he entendido es porqué usted me repite que sólo hay una ley sagrada, la ley de la desigualdad entre los hombres.

Geno- ¿Lo que pasa Alfonso es que las personas son lo único que cuenta, en cualquier situación o en cualquier lugar, todo lo demás son cosas que sobran, adornos.

Andrés – Si Geno, pero no se lo digas tan literal. Esto ya te lo has de saber, pero realmente lo profundo de la iglesia católica viene del culto a las personas, decir que deben abandonarse los bienes materiales para trabajar sobre las personas es lo único que puede hacerse.

Geno- ¿Pero no me dijo que era una tontería decir que Cristo fue a la cruz por expiar nuestros pecados?

Andrés – Geno, me espantas. Claro que murió, pero no por eso. Nadie puede redimir a otros, puede crear situaciones para que otros se rediman a sí mismos. El que anda de redentor termina crucificado. El problema está en que como decía Abraham Lincoln, «hacen lo que hacen porque son lo que son», la mayoría de las gentes actúan como cerdos porque son cerdos, viven como cerdos, y morirán como cerdos. No es culpa de ellos… hay personas a las que las cosas les pasan, como si les lloviera, y no tienen nada que ver. Lo que quiero decir es que la mayoría de las personas viven, como dice Nietzche, esperando que pase algo que cambie sus vidas de manera completa y repentina. El mejor ejemplo es el príncipe azul, o mejor dicho, la que espera al príncipe azul. Realmente estar a la espera es importante para un guerrero, pero no debe usarse de pretexto para justificar el quedarnos sentados sin hacer nada. Una buena parte de las personas que valen la pena hacen ese error, esperar, quedarse a ver si Diosito les hace justicia.

Geno- ¿O sea que hay que tomar la justicia por nuestra mano?

Andrés – No exactamente, me refiero a que si un día vas por la calle y alguien te roba la bolsa, nadie espera que tú detengas al criminal, pero si vas acompañada, el susodicho puede decirte «Ay mi vida, que lástima», o salir como bólido por la bolsa. Haga tu esposo lo que haga, a ti no te va a gustar, porque si se queda parado te vas a enojar, y si sale por la bolsa peor tantito. Lo que mucha gente quiere es justicia sin riesgos.

Geno – ¿Pero de qué sirve Justicia Muerto?

Yo – Pues mas vale morir antes de tiempo que vivir después que nuestra hora ha pasado, no? Sea lo que sea vivir sin justicia no es vida…

Andrés – Tampoco exageres. Quiero decir que muchas personas tratan de compensar en el grupo la calidad con la cantidad, cinco idiotas no son mejores que uno. Esa es la causa de muchos de los problemas del hombre actual. Cuando hablamos de la decadencia de las instituciones y de los valores, hablamos otra vez de las personas. Las personas que se agrupan son siempre los medianos, los fracasados, los que no son capaces de salir adelante por sí solos. Defendemos el grupo y no al individuo.

Geno- ¿Como el Lobo estepario de Herman Hessee?

Andrés – No, el lobo estepario de ese libro da la impresión de ser un lobo herido. Quiero decir que en la vida normal se empiezan a formar grupos desde las «pandillas» en la escuela, con sus rangos de jefe a soldado, y a través de la fuerza del número tratan de encontrar cierta justificación a lo injustificable. Cuando me tocó ir a la escuela, siempre era el aislado, no por estudioso ( para nada, estaba mas acostumbrado a leer que los hijos de los capataces ), y siempre se hacían grupos. Cuando empezó el problema de la Revolución en serio y los cristeros y todo eso, los campesinos borrachos violaron a mis hermanas, pero no había nada que pudiera hacer. Ellos eran demasiados, y solo me pude quitar de en medio, aunque descuidé a la familia, ahí no servía de nada muerto. Afortunadamente, en determinado momento cada persona se encuentra sola frente al espejo, y ya siendo Nagual, entendí que debía hacer justicia. Si ellos no hubieran sido borrachos se habrían dado cuenta de qué les estaba pasando. La diferencia real entre un guerrero y no guerrero, es el estar alerta, y para estar alerta, la soledad es lo mejor.

Yo- Pero el retiro del mundo no está permitido, no?

Andrés – En ciertos casos el estar aislado y retirado del mundo es necesario para conservar la propia alma. Digamos que a veces si es válido, si pensamos en el pozo del Iching, ahí mencionan que a veces hay que tapar el pozo para que no se ensucie. Quiero decir que a veces debemos retirarnos. Hay cosas que deben hacerse en secreto y en privado, sin esperar recompensa, y los grupos de personas suelen tener gran número de intereses personales. Muchas cosas están preparadas para hacer que los modos del mundo funcionen a su mínima capacidad, ahora cuenta mucho el «mínimo común denominador»

Yo- Entonces la diferencia es lo que dice Gurdjieff, un hombre es mas que otro sólo si hace mas que otro.

Andrés- Pero el todo es mas que la suma de sus partes. Puedes juzgar a las personas por sus acciones, pero no necesariamente hay equilibrio. Alguien puede ser fuerte e inteligente y golpear a su esposa. Cada hombre es tan fuerte como su mayor defecto. No más. Lo que importa en las personas es lo que alimentan de sí. Y sus acciones suelen decir un muy buen equilibrio entre su corazón y nobleza, y lo demás no cuenta. Importa la sencillez, la claridad, y la nobleza. Si se tiene eso no se necesita nada más, y si no se tiene, todo lo demás sobra.

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Alfonso Orozco – Septiembre 1999 – Actualizado Oct 2005